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jueves, 10 de diciembre de 2015

La vuelta. Rurrebanaque-Salta. EPB/Argentina días 12 y 13


Logro dormirme cuando el colectivo para de madrugada en Caranavi, todavía y a pesar de la hora hay algunos puestos de venta abiertos, me compro una gaseosa fría, pero no encuentro un baño público, los hay pero están cerrados, así que solucioné en parte mis problemas, ya no hacía tanto calor, dejé de tener sed, descansé algo, pero me faltaba ir al baño. Me dicen que en unas dos horas llegaríamos a Yolosita y ahí seguro tendría mas bebidas frescas y sanitarios, por suerte vuelvo a dormirme y efectivamente para las 06:00 estábamos parados en el desvío a Coroico. Pongo a salvo la próstata, tomo agua mineral, me entero que Argentina le ganó 7 a 0 a Bolivia y me muero de frío. El ómnibus perdió gran parte de su pasaje en el camino y las próximas tres horas me verán dormir nuevamente para despertarme en el preciso momento en que el bus pasa por el punto cúlmine de la ruta, el mirador a 4600 metros. El paisaje ahora era sobrecogedor, totalmente nevado, el último regalo que me ofreció esta tierra tan querida.


Son las 09:00, todavía falta una hora para llegar al terminal, ahí espero sacar pasaje para media tarde rumbo a Villazón, para estar en Argentina tipo 07:00 de mañana lunes. Hoy es domingo así que habrá poco tráfico, buena señal, pero como Bolivia no deja de sorprenderte el bus no para en la estación principal, lo hace en una calle sobre la parte alta de La Paz, bueno no hay problema, me tomo un taxi y me voy hasta la parada, pero sí hay problema, hoy domingo 6 de setiembre en la ciudad se conmemora el "Día del Peatón" y no circulan movilidades públicas hasta las 16:00, perdón, me puede repetir la respuesta ?.
Y ahora de que me disfrazo, estoy a más de 30 cuadras de mi venta de pasajes y a unas 12 más del hotel subidas violentas incluídas, son unas 42 cuadras hasta donde dejé el bolso grande, más otras 12 del hotel al terminal, 54 cuadras en La Paz son más de dos horas de ardua caminata, así que mínimo tendré que sacar pasaje para las 17:00, estoy bien, vamos a caminar mi amor, caminar mi amor.
Voy junto a las dos turistas israelíes, así que el paseo se matiza un poco, a medio camino encontramos un taxi habilitado para entrar a la zona central, el compañero nos comenta que hay muy pocos, así que tuvimos mucha suerte, suerte que dura poco porque la estación está cerrada hasta las 16:00, el 12 no es mi día pensé, así que seguimos camino hasta San Francisco porque las chicas seguían viaje por la misma avenida hasta un hostel o algo así. Me despido y subo por última vez Sagarnaga, me mido la carga de la batería 5 volts, el fin se acerca.
Es mediodía, así que le pido a la gente del hotel me rente una habitación por casi cuatro horas, no hay problemas, descanso un poco, me baño y salgo a comprar los últimos regalos.
Me despido del personal de la Casona de la Abuela y de la Agencia de Turismo y tomo un taxi ahora sí hasta la parada, saco boleto en la Empresa Inka que sale según la boletera en menos de media hora, media hora que se hicieron tres, partimos 19:30, buena hora para ver La Paz iluminada desde El Alto. Son unas 12 horas de viaje, el coche es más cómodo y a mi lado viaja una periodista y escritora que ameniza la travesía hasta que nos dormimos los dos pasando Oruro, otra belleza también iluminada.
Me despierto en Cotagaita, donde se baja la escritora que iba a dar una conferencia sobre los pueblos del Sud Chichas, todavía quedan unas tres horas largas para llegar a Villazón, vamos medio atrasados, digamos unas dos horas, pero nada se puede hacer al respecto. Tupiza y después Villazón, rápido trámite migratorio y a las 11:00 hora Argentina estoy en suelo quiaqueño.
Boleto para las 13:00 en el Panamericano, otro dinosaurio viviente, pero con asiento reclinable y ventanilla corrediza, disfruto del paisaje de la Puna y la Quebrada, uno nunca deja de sorprenderse ante esos cuadros pintados por la Madre Tierra. A las 18.00 entramos a la nueva terminal de San Salvador de Jujuy, lujo total, saco pasaje para Salta a las 19:00, me tomo un café, y escribo parte de la cansadora travesía, ahí tomo conciencia que llevo 47 horas de viaje y todavía me quedan unas dos y media más, 50 horas entre Rurrenabaque y Salta, manera de joderme solo digo.
Salta, siempre bella, me alojo frente a la estación, bajo la aerosilla y ceno en El Charrúa; no! indudablemente me volví loco, dos empanadas, cuatro porciones de cabrito, ensalada de berro, radicheta y rúcula, 2 cervezas, café y un lemonchelo de regalo, suicida!
Por suerte el hotel es muy cómodo, me baño, escribo y miro Canal Encuentro, planifico el último día de aventuras y realmente no tengo ni idea donde ir, por primera vez tengo esa sensación de jugar con lo imprevisto. Quiero dormir en una cama, esa es mi última voluntad.




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